Independientemente del origen, la disfonía se puede manifestar en:
- Carraspeo.
- Necesidad de aclarar la voz (toser).
- Secreciones abundantes.
- Sensación de tener un cuerpo extraño en la garganta o de hormigueo.
- Sensación de que la voz no sale o que es necesario hacer un esfuerzo para conseguirlo.
- Falta de control en la intensidad o el tono de la voz.
- Dolor y tensión en el cuello y la parte alta del hombro.
- Pinchazos en la zona anterior o lateral del cuello.
- Fatiga muy rápida de la voz al hablar o debilidad de la voz.
- Voz rota.
- Voz ronca.
- Dificultad para mantener la voz al finalizar la jornada.
- Dificultad para ser entendido.
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